Hay ciudades bellas y crueles como París. O elegantes y clásicas como Roma. O densas y obsesivas como New York. Londres puede difícilmente reducirse a alguna forma "humana".
Londres no es sentimentalista, ni pasional. Es díficil no sentirse libre en esa ciudad inabarcable donde en términos urbanísticos reina un gran desorden natural. Es como la propia naturaleza, todo parece ahí puesto como por casualidad. Pero como en la naturaleza, todo, hasta lo más nimio, tiene un sentido y una finalidad.
Nada puede hacer alterar el egoísta y tenaz microcosmos natural londinense, de hecho ni las bombas alemanas lo hicieron.
Londres no teme a los cambios, ni a los extranjeros, ni teme perder una identidad determinada, es simplemente de una indiferencia majestuosa.
Aunque en ocasiones parece ser resultado para complicar la vida a los extranjeros y nativos, para muestra un botón:
"Se da un nombre distinto a la calle en cuanto haga la menor curva; pero si la curva es tan pronunciada que crea realmente dos calles distintas se mantiene el mismo nombre. Si una calle ha sido trazada en línea recta debe recibir muchos nombres: High Holborn, New Oxford Street, Oxford Street, Notting Hill, Holland Park...dado que algunos podrían llegar hasta orientarse hay que llamar a las calles de distintas maneras street, road, place, arch, path, crescent, grove, lane, rise, avenue, boradway, way, terrace, view...
(Traducida de la obra del gran George Mikes "How to be a Brit")
Tal es así, que los taxistas deben de superar una durísima prueba, en la que se recorren Londres de cabo a rabo en sus ciclomotores (con atril y mapa incluídos) durante un año, con la esperanza de aprobar el examen, y obtener la licencia, conocida como The Knowledge, que traducida quiere decir nada más y nada menos que EL CONOCIMIENTO.
El origen de todo esto no se enseña apenas en ningún colegio inglés, como recuerda el genial J. Carlin, pero tuvo lugar hace 1890 años. El emperador de estirpe española Adriano, fijó a Londinium como capital de Britannia, aquello según los historiadores de esa época, provocó en los londinenses un auténtico revuelo solo equiparable a los próximos Juegos Olímpicos.Entonces contaban con 45.000 habitantes, la euforia fue total, además el emperador visitó Londinium. Ante ello la fiebre por contruir calles, puentes y anfiteatros fue total. Londres ya fue entonces centro del mundo por unos días.
Hoy Londres es el centro del mundo todos los días, con 8 millones de habitantes, se hablan más de 300 idiomas, y su alcalde da discursos incluso en un perfecto latín, idioma el cual incluso habla fluidamente con catedráticos y especialistas.
Y finalmente en Trafalgar Square, se conmemora la victoria contra Napoleón en 1805. Pero sobre todo el hecho de que los ingleses no tuvieran que aprender francés por segunda vez en su historia (desde 1066 lo hicieron casi hasta 330 años más).
Con la osadía de adaptar a Sabina, finalizamos así:
En Londres comprendí,
que al lugar donde has sido feliz, debieras tratar de volver.
Cuando en vuelo regular,
surqué el cielo de Madrid,
me esperaban dos pies en el suelo,
que no se acordaban de mí.
Esperamos que os haya gustado el viaje, haber entendido un poco la ciudad, así como practicar el inglés en situaciones cotidianas, con Paul, las familias y con nosotros.
Firmado : vuestros profes
Ahora sí, las fotos:
